Período del “boom” argéntico (hasta el año 1700) 
 
El descubrimiento del tesoro de plata de Potosí en 1545 no significó de inmediato una brusca prosperidad para Arica, pues los "trajineros" o conductores de las caravanas preferían llevar el mineral al puerto de Quilca, frente a Arequipa, un trayecto más largo pero mejor abastecido. Lo nuestro alcanza ribetes asombrosos sólo 20 años después, cuando en 1565 se establece el Corregimiento de Arica y se habilita nuestro puerto para el embarque de la plata. Un nuevo y generoso impulso lo establece la iniciación de los embarques del azogue (mercurio) de Huancavélica (cordillera peruana) vía marítima desde Chincha a Arica, en 1580, terminando con la penosa ruta serrana. El año anterior Francis Drake había iniciado el iterativo acoso de corsarios, filibusteros y piratas que agredieron con mayor o menor éxito unas 16 veces a nuestra ciudad y que a la larga fueron un factor importante en la génesis de nuestra decadencia económica y urbana. 
 
En 1587, 46 años después de la fundación de la Villa de Arica, a 15 años de la Reducción de Tácana y en el mismo año en que el corsario Tomás Cavendish apresa un par de barcos en nuestra rada, se instalan las Cajas Reales en Arica, donde permanecerán hasta 1719, cuando fueron trasladadas a Tacna para protegerlas de los bandidos del mar y porque la ciudad hermana se desarrollaba con gran rapidez a expensas de Arica. Pese a que estaba estrictamente prohibido, ya en la época en que recibíamos las Cajas Reales había españoles establecidos en Tacna, aunque en una oportunidad el Virrey ordenara que se mandara de vuelta a Arica a "todos los españoles que viven en el otro pueblo de Tácana y nunca lo han cumplido". 
 
Aunque gozamos de envidiable prosperidad hasta más o menos 1700, el origen de la crisis ulterior que beneficia enormemente a Tacna, aparte de la sequia, las plagas y el bandidaje marítimo, debe definirse como la fundación de Oruro en 1606. Su ubicación geográfica privilegió al valle de Tacna para el trayecto de las caravanas que traían la plata a nuestro puerto y llevaban al interior el vino, ají, aceite, frutas secas y otras vituallas a la actual Bolivia. 
 
Pese a que el descubrimiento de las minas de oro de Choquelimpie en 1643 nos favoreció (especialmente a Putre), un par de años después declina la producción de Potosí, los bandidos marítimos nos acosan sin cesar y los ariqueños empiezan a emigrar a Tacna por razones de seguridad y bondad climática. El siglo XVIII debuta con buena parte del poblado de Tacna ocupado por españoles desobedientes y nos trae calamidades desastrosas que consolidan la supremacía tacneña a expensas de nuestra ciudad. 
 
Siglo XVII, inicio de los interminables problemas de Arica 
La ética fiscal de hace 2 siglos 
Antes de entrar en el tema de la pugna y como una manera de estimular la imaginación de los lectores para que traten de comprender los pormenores del modus operandis fiscal de la época, diremos que a Arica le era enteramente aplicable la afirmación de don Luis Thayer Ojeda en cuanto a que la gestión de los españoles "no se inspiraba en las leyes inmutables de la moral, sino en las costumbres... [de] España... [y de] todo el orbe civilizado". 
 
Las muestras de "civilización" de la época eran contundentes. Por ejemplo: el no-aprovechamiento del puerto de Cobija, que quedaba mucho más cerca de Potosí que Arica. Un visitante francés, François Frézier, quien anduvo por estos lares en 1713, sugería que la preferencia por el puerto de Arica se debía a que en Cobija era muy difícil contrabandear la plata para evitar el pesado Quinto Real, mientras que en Arica era fácil esconderla y "negociar" con los Corregidores. La angurria Real imponía tal cantidad de tributos abusivos a las colonias --Quinto Real, 1½% de Cobos, Almojarifazgo, Alcabala, Media Annata, Diezmo, Donativos, Averías, Unión de Armas, Penas de Cámara, Derecho del Real Bolsillo ("molido" para el Rey), Bula de la Santa Cruzada, Bula de la Componenda (algo así como un oficial "¡robe 30 y pague sólo 12!”), etc.-- que el contrabando era toda una institución, entre otras edificantes costumbres. 
 
En ese ambiente gubernamental se iniciaron las desgracias de Arica. Era tan buen negocio soportar las responsabilidades de algunos servicios públicos que, por ejemplo, el Corregidor que se nombró para Arica en 1681, tuvo que pagar por el puesto 4.000 doblones, o sea poco más de 11 kg de oro.  
 
Volviendo al origen financiero de nuestra decadencia 
A principios del siglo XVII nos fuimos transformando poco a poco en pasadizo de mercadería entre nuestro puerto y Tacna, desde donde habían empezado a partir las caravanas rumbo a la actual Bolivia. Perdida la preferencia de los "trajineros" (conductores de caravanas), buena parte de los ingresos nuestros dependía de la explotación del guano. La agricultura estaba limitada al Chinchorro y a San Miguel, ambos separados en la época por terreno sumamente árido. 
 
Pese a la prohibición oficial, ya había familias de españoles bien asentados en Tacna y en 1713 Arica estaba poblada por menos de 200 familias, casi todos mestizos y negros, más resistentes a la malaria. Entre los pocos españoles que habitaban nuestra tierra en esa época, estaban los señores Yáñez, Carrasco y Sánchez, exitosos importadores y "fabricantes" de esclavos, instalados en Lluta. A los negros “bozales” (recién "importados") y a los recién nacidos de los "criaderos", se les bautizaba con el apellido del propietario. Hoy no sé si quedan negros portando esos apellidos en Arica pues sucede que ellos llegaron a tener una fuerte representación en Arica, concentrados en el barrio Lumbanga (calle Maipú), pero la mayor parte de ellos huyó al Perú en 1925, por temor a la inminente soberanía chilena. 
 
Incidentalmente, la población negra fue importante en Arica porque eran buenos como mano de obra, baratos y más resistentes a la malaria. Además, aquellos que habían sido enviados a las faenas mineras del Alto Perú sabían que podían fugarse y refugiarse en Arica pues los españoles lo pensarían dos veces antes de venir a capturarlos, por miedo a la malaria. 
 
A mediados del siglo XVII empieza a decaer la producción de las minas de Potosí y para colmo se nos dejan caer los corsarios. En 1681 Watling, en 1685 Davis y en 1693 Strong nos agreden desde el mar. Pachakamaq hace lo suyo en 1715, con un terremoto que destruye el puerto. Después de una epidemia de infección intestinal en 1713 y otra peste en 1715, en el aciago año de 1719 nos azotó una epidemia desastrosa, de las más grandes que se tenga recuerdo en Sudamérica. Viruela, cólera o tifus, iniciada en Buenos Aires o traída a Arica por la tripulación del "León Franco" y aunque también haya afectado a Tacna y a toda la zona, la asociación con la endemia malárica hacía evidente que los aires ariqueños eran malsanos y además la seguridad ciudadana y la de las arcas fiscales eran deficientes por la proximidad del mar y he allí que se decreta en 1718 algo peor que la ZOFRI  (Zona Franca de Iquique) de Pinochet: el traslado de las Cajas Reales a Tacna, consolidado en 1719. 
 
Con ello, varias familias de funcionarios debieron trasladarse a Tacna y no tardó mucho el Corregidor de Arica en irse a vivir allí definitivamente. Para colmo de males, se supo que el corsario John Clipperton se dirigía a Arica y ya mucha gente no soportó más, como no hace mucho lo hicieran muchos de mis amigos yéndose al sur a poco de iniciarse la ZOFRI, y se mudaron a Tacna. En 1721 llegó el mentado delincuente marítimo y no logró desembarcar, porque históricamente los ariqueños que se quedan cuando otros huyen son porfiados y valientes y lograron detener al bandido, quien en venganza bombardeó la ciudad después de tres días de sitio. Más ariqueños fueron entonces a engrosar la población de Tacna. A mayor abundamiento, ya en 1719 un visitador oficial del virreinato delimitó en Tacna solares que podían ser adquiridos por los españoles, dentro y fuera de la Reducción. Pachakamaq castigó a este personaje (don Juan Antonio de Urra) por ser determinante en la crisis ariqueña, quitándole la vida precisamente en nuestra ciudad, el 18 de agosto del mismo año 1719. 
 
La misma Reducción de Tacna había sido un fracaso desde su inicio en 1572 y los indígenas tributarios fueron vendiendo sus solares, inútiles para ellos. Como no había dinero en todo el virreinato a consecuencias de la explosiva expansión de éste, se inventó en Tacna un sistema de pago diferido consistente en un pié menor del 50% y un saldo a plazo indefinido con un exiguo especie de "arriendo" anual, "censo" o "rédito", heredable y traspasable a un nuevo comprador hasta que se pagara el saldo. Así quién no compra y las mejores familias de Arica se trasladaron a Tacna. 
 
Sesenta años después se instala en Tacna la Real Fundición, cuyo primer balanzario fue don Alberto de Zela y Neyra y 32 años después su descendiente, también balanzario, don Francisco Antonio de Zela y Arizaga, oficializaría la primera gestión de armas en aras de la independencia del Perú, con el título de “Comandante de las Milicias Unidas de América”. A consecuencias de su valentía, Tacna pasaría en 1828 a adquirir la categoría de Ciudad, "Heroica" por añadidura. 
 
Volviendo atrás, a partir de 1719 Tacna pasa a ser de facto sede administrativa de Arica y Tacna, aunque la categoría nos pertenecía oficialmente a nosotros. La rebelión de Gabriel Condorcanqui (Tupaq Amaru II) en 1780, orientada específicamente contra los Corregidores, consigue, pese a la cruel muerte del cruel rebelde, reemplazar los abusivos Corregimientos por un más racional sistema de Intendencias, entre ellas la de Arequipa, de la cual dependían Tacna, Arica y Tarapacá. Se mantuvo a Arica como sede administrativa, continuando la inconsistencia de la sede capitalina hasta 1825, cuando pasó oficialmente a Tacna, aunque la Provincia aun llevaba el nombre de Arica. 
 
Arica sigue de mal en peor a partir del auge tacneño iniciado en 1719. El 12 de octubre de 1778 se le otorga la categoría de puerto libre a Arica por primera vez, lo que no basta para que siga hundiéndose en "la desgracia y la miseria". En 1804 (Arica estaba habitada sólo por 1200 personas) escribe un cura arequipeño: "es la cosa más lastimosa ver a esta ciudad.  "sin una escuela de primeras letras donde se enseñase a los niños siquiera la doctrina cristiana". 
Tal vez lo único valioso de tanto bla-bla de la Diputada Rosa González en el Parlamento, fue decir que " no cabe duda que Arica es una ciudad estigmatizada", por lo menos desde que le cayó encima el pesado fardo de la modernidad. 
 
Comienza el siglo XIX con una población tacneña cuatro veces superior a la ariqueña y la vecina es "colonizada" por diligentes comerciantes ingleses. Tacna es virtualmente destruida por un terremoto en 1833. La reconstrucción popularizó esos curiosos techos trapezoidales ("mojinetes") que aún persisten en Lluta (foto) y por supuesto en Tacna. 
 
En 1837 se termina con la autoridad de Arequipa sobre nuestro territorio y Tarapacá, Arica y Tacna pasan a formar el Departamento Litoral de Tacna. Dos años antes se había gestado la Confederación Peruano Boliviana, a la cual Chile y Argentina le declararon la guerra en 1836. De allí viene el Himno de Yungay.  
 
Arica y Tacna, unidas por la historia pero más rivales que nunca tras la guerra fraticida 
Vamos a terminar esta historia "Arica Tacna" con detalles de una obra de arte que demuestra cuán íntimamente la historia ha unido a estas dos ciudades antagónicas. 
 
Uno de los orgullos de Tacna es la Fuente o "Pila" que está frente a la Catedral, construida en Inglaterra según el diseño de un británico y esculturas de un francés y comprada CIF Arica por £1.740 para proveer agua potable a los ciudadanos (foto). El modelo no es muy exclusivo y es casi igual a la fuente de la plaza Victoria de Valparaíso y a otras en Argentina (Córdova, Buenos Aires), España, Portugal, Inglaterra y Nueva Orleáns. 
 
Sin el Ferrocarril de Arica a Tacna, hasta hace años elemento fundamental de la integración entre ambas ciudades, habría sido bien difícil que llegara a su destino. Este tren, a escala regional superado en antigüedad sólo por el tren de Lima a Callao y el de Copiapó a Caldera, hizo su viaje inaugural en 1855, pero hoy (2020) ya hasta pasó la etapa de agonía y es por ahora y quién sabe si para siempre, un cadáver. Era la época de la bonanza del guano. A su gestor, don José Hegan, se le hicieron concesiones financieras asombrosas, tal vez más favorables que los negociados que se ventilan hoy en Chile. Por añadidura, se le autorizó a "importar" 400 chinos (verdaderos esclavos, para decir las cosas por su nombre) para tender la línea de 62km. 
 
Si alguno de los cuatro personajes representados en las esculturas de la fuente (Neptuno, su esposa Anfitrite, Adonis y Galatea) (foto) pudiera hablar, felicitaría a su buena suerte y contaría una historia que entrelaza eventos de los actuales Chile y Perú. El barco que debía traerlos a Arica naufragó en el Caribe, pero la fuente había sido embarcada por error en el "Guillermo". Al llegar a nuestro puerto, los sorprende el terrible terremoto tsunami de 1868, dañando una de las estatuas que debió ser reparada en la maestranza del ferrocarril y tuvieron que esperar que se arreglaran los daños de la línea férrea antes de llegar a su destino final. Además de los daños causados por el terremoto, los primeros 6km habían sido inundados por el maremoto. 
 
Se instaló la fuente frente a la iglesia inconclusa de 1679, la cual ya había quedado en estado lastimoso con el terremoto de 1833 y fue aun más castigada por el de 1868. Cuando ésta fue reemplazada por la actual Catedral, cuya construcción se inició en 1874 y fue luego iterativamente interrumpida y terminada sólo en 1954 (foto), la fuente quedó feamente desubicada. La administración chilena la reubicó en 1885, con gran preocupación de los tacneños pues cuando comenzaron las faenas de desmontaje se creyó que los chilenos se la querían llevar a su patria. 
 
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