Desarrollos Regionales del Intermedio Tardío
El fin del
Tiwanaku (de lengua pukina) marca en el altiplano el inicio de la expansión del idioma aymara y de una economía basada principalmente en el pastoreo --extendiendo las posibilidades de asentamiento en lugares poco apropiados para la agricultura-- y de la necesidad de proteger a la comunidad de los afanes hegemónicos de los vecinos viviendo en poblados estratégicamente ubicados y con estructuras defensivas (pukaras). De esta época provienen las
chullpas, casas-tumbas reservadas para personajes de alcurnia, manifestación cultural que llega a involucrar la cabecera de los valles ariqueños.
El lapso de tiempo que se extiende desde el colapso del Tiwanaku, hace unos 1.000 años, hasta que fuimos afectados por la dominación incaica, se denomina
Período Intermedio Tardío. En forma similar a lo que ocurrió en la zona circunlacustre, una extensa área que incluye el sur del Perú, el norte de Chile y hasta el noroeste argentino fue afectada por un estilo de organización social atomizada en forma de señoríos locales (Desarrollos Regionales) que en lo comercial interactuaban eficientemente con los grupos de otros niveles ecológicos. El Intermedio Tardío presenció el apogeo de nuestra propia organización social, económica y militar (
Cultura Arica), cuya influencia se extiende desde Mollendo hasta Taltal.
Arica y San Pedro de Atacama. ¿Cómo y porqué difieren?
En páginas anteriores describimos brevemente las relaciones de Arica con las etnias altiplánicas. Es probable que casi simultáneamente con el establecimiento de los primeros andinos en el altiplano se iniciara la ocupación de Arica, cuando el territorio de San Pedro ya estaba poblado. Cien siglos después, la riqueza arqueológica de Arica es apenas conocida por unos pocos iniciados, mientras que San Pedro es un polo de atracción internacional que genera un envidiable flujo turístico. Arica tiene una costa privilegiada, está cerca de otros fértiles valles y hacia su interior hay territorios relativamente fértiles (el corredor que existe entre la
Sierra de Huaylillas y la Cordillera de los Andes, donde están
Chapiquiña,
Belén,
Saxamar, etc.) y más allá está el extremo sur de la culturalmente prolífica región circuntitikaka. En cambio, San Pedro está ubicado en el "corredor" serrano que queda entre la Cordillera de Domeyko y los Andes, pero éste es un salar, al oriente hay sólo montañas no habitables y al poniente más montañas y un gran desierto. Lo único no desértico vecino al salar es el río Loa, ubicado al noroeste.
Ofreceremos una apretada (y en consecuencia criticable) síntesis del desarrollo cultural de ambos lugares.
La zona de San Pedro (río Loa, cerca de Toconao y de Calama) fue habitada antes que Arica (más de 11.000 años, contra los 9.000 años del
Hombre de Acha). Geográficamente desconectados con el Titikaka, los atacameños adoptaron el estilo de vida trashumante (siguiendo a los rebaños de auquénidos) que ya describimos para los altiplánicos, en vez de involucrarse con la costa como lo hicieran los
Chinchorros. Pero a diferencia de los altiplánicos, los atacameños dependían de un nicho ecológico formado por oasis y pequeños ríos, en contraste con la ecología altiplánica, por lo que su evolución cultural no es la misma, aunque sigue patrones similares. Desde allí se contactaban con el noroeste argentino actual, la costa, el valle del río Loa y el altiplano, mientras los ariqueños de la época (Chinchorro) tenían un rango de movilidad mucho menor.
Los atacameños destacan por el énfasis en la industria lítica (puntas de proyectiles e instrumentos de piedra), indispensable para su actividad cazadora, mucho más sacrificada que la recolección de recursos marinos. Obviamente, el fenómeno cultural Chinchorro estuvo ausente en San Pedro, pero ellos también tuvieron un (modesto) ejemplo de semi-sedentariedad preagrícola inducida por la abundancia del recurso alimentario (de camélidos, aves y roedores en vez de peces y mariscos), hace poco menos de 5.000 años, en la Quebrada de Tulán.
Hace unos 5.000 años, los altiplánicos domesticaron a los auquénidos, instaurando luego un régimen de enriquecedoras caravanas que los contactaban con mucha mayor facilidad con Arica y el sur del actual Perú que con el lejano San Pedro. Pero para esa época también en San Pedro (Puripica) y en Chiu Chiu hay evidencias de una incipiente domesticación de vicuñas y guanacos y cuando ya las llamas se usaban como bestias de carga, los atacameños establecieron sus propias rutas de intercambio, orientadas principalmente a la zona de Jujuy (Argentina) y alrededores.
Cabe destacar que San Pedro no acapara todo el ámbito cultural de esa zona. Podría decirse que éste es la máxima expresión de la versión “salar” de esa cultura, pero hay otra que llamaremos “versión Río Loa”, producto del largo trayecto norte-sur de este río, cuyas aguas se originan cerca de los umbrales del altiplano (
foto).
Hace 3.500 años la ganadería de llamas era la principal actividad de los atacameños, compitiendo con la caza de auquénidos, la que se prolongó por mucho tiempo. De los cazadores arcaicos se hereda (y luego se conserva) un estilo de arte rupestre con figuras de auquénidos muy naturalistas, que luego evoluciona hacia los más sofisticados petroglifos del territorio chileno. Mientras, en Arica los chinchorros tal vez fueron los que estaban iniciando la agricultura y los altiplánicos comenzaban a vislumbrar la posibilidad de utilizar nuestros valles.
Hace más de 3.000 años aparecen los primeros agricultores de Arica y se adquiere una progresiva sofisticación que culmina con la fase
Alto Ramírez, protagonizada por una etnia fuertemente influida por los altiplánicos, que se
deformaba artificialmente el cráneo para utilizar gorros en forma de hongos y enterraba a sus muertos en los túmulos funerarios que abundan en el valle de Azapa. En San Pedro la agricultura aparece más o menos en la misma época (también manteniendo la antigua costumbre de deformar los cráneos) y el Desarrollo Formativo culmina con las aldeas de Tulor, hoy enterradas bajo la arena por el avance de la duna y caracterizadas por "casas" formadas por habitaciones circulares de barro (
foto). Aunque cultivaban más o menos los mismos productos, se habían iniciado en la metalurgia y estaban a un nivel de desarrollo cultural similar al nuestro, estas etnias ya diferían notoriamente en algunas de sus costumbres. Las semillas de algarrobo y de chañar, por ejemplo, constituyeron siempre una importante fuente de alimentos en San Pedro.
A lo largo de río Loa se establece una compleja interacción étnica. Allí destaca Lasana como el eje de un complejo cultural importante para los atacameños. Pero la proximidad con Lipez (en el vecindario des Salar de Uyuni), la facilidad de tránsito desde y hacia la actual Bolivia y el curso ascendente del río, atrajo a poblaciones altiplánicas “bolivianas” que instalaron asentamientos en la zona.
Hace unos 2.500 años las comunidades sedentarias atacameñas inician una evolución cultural peculiar, la Cultura Atacameña (hasta con idioma propio, el kunza) al estilo de las
Culturas Regionales del Perú, mientras en Arica íbamos entrando aceleradamente a un ámbito cultural influido por las etnias altiplánicas y desaparecía el complejo cultural del Chinchorro.
Algunos siglos después, Arica y sus valles son controlados casi completamente por el
Tiwanaku, etnia que había llegado a primar sobre sus vecinas en el Titikaka y cuya organización influencia también a los atacameños, pero con algunas variantes. Para sus prácticas ceremoniales los altiplánicos que interactuaban con los ariqueños preferían el alcohol (abundancia de keros (
foto), vasos ceremoniales para la chica) más que los alucinógenos provenientes de los territorios orientales que apetecían los encargados de San Pedro (tablillas y pipetas, mucho más abundantes y muchísimo más finamente elaboradas). Acá se usaban gorros de 4 puntas (cabuza) (
foto), completamente diferentes (pero no más inútiles para el sol) que los gorros atacameños. El viaje de las caravanas de llamas desde Tiwanaku a Azapa demoraba algo más de una semana y un mes y medio para San Pedro. Nosotros proveíamos productos marítimos y agrícolas, mientras San Pedro sólo podía aportar minerales (cobre y bronce) y adornos como piedras semi-preciosas. Lo cierto es que el Tiwanaku invirtió esfuerzos significativos para mantener el contacto con San Pedro.
Antes del estrecho contacto que los atacameños tuvieron con los tiwanakotas, fumaban en pipas de arcilla el polvo de la semilla de la Vilca (
Piptadenia colubrina) (
foto), una fabácea originaria del oriente de los Andes. Esta contiene 5-hidroxi-dimetil-triptamina (bufotenina), de propiedades alucinógenas. Al parecer los altiplánicos establecieron un ritual de intoxicación previo a las sesiones de negociación con los atacameños, ahora inhalando el polvo por la nariz mediante un tubo que casi invariablemente termina en forma de una cabeza de llama. Es curioso que en Arica los
cabuzas del altiplano se drogaran sólo en forma excepcional, probablemente durante ceremonias rituales. Puede suponerse que éstos eran originalmente agricultores “provincianos” del altiplano, marginales, mientras que el contacto con los atacameños lo establecieron y mantuvieron los caravaneros, necesariamente más vinculados al centro de poder del Tiwanaku.
Cuando colapsa el Tiwanaku, hace unos 1.000 años, aparece la Cultura Arica, pero ya hacía 3 siglos que la Cultura Atacameña estaba consolidada basándose en el estilo de señoríos locales que nosotros también adoptamos ulteriormente. Tras el colapso del Tiwanaku, la versión atacameña “Río Loa” consolida el complejo cultural Lasana II, probablemente el centro que agrupaba a otras poblaciones “chilenas” de oasis vecinos (Chiu Chiu y Calama). Este es contemporáneo a otros dos centros culturales, San Pedro y el de los altiplánicos establecidos en la caja del Río Loa.
Período Tardío (dominio Inca)
Controlar a San Pedro, encerrado por la hostilidad de la geología circundante, era más fácil que controlar a Arica, a sus valles y a su sierra. Aqui los incas pusieron a los altiplánicos como intermediarios y aparentemente empezaron a implementar a
Zapahuira como centro administrativo. En San Pedro construyeron un pequeño centro administrativo vecino al pukara de Quitor (
foto), Katarpe, desde donde controlaban a los señores regionales residentes en el pukara y a quienes permitieron mantener su jerarquia y poder sobre la población local, siempre y cuando cumplieran con los tributos. Sin embargo, como es obvio suponer por la inmensamente mayor capacidad productiva de Arica y lo demuestra la inusitada cantidad y calidad de
khipus encontrados en Arica, a ésta se le concedió mucha más importancia que a San Pedro.
Concluyendo
En Arica, los chinchorros dejaron pasar mucho tiempo antes de implementar un desarrollo cultural trascendente, permitiendo a los altiplánicos influenciar el destino de nuestro territorio hasta la emergencia de la Cultura Arica. En San Pedro y Lasana, los atacameños hicieron en la puna salada y en el Río Loa respectivamente, lo que los altiplánicos hicieron en la puna seca: tomaron con naturalidad las riendas de su destino y negociaron con habilidad sus riquezas y excedentes.
¿Será posible que los jóvenes que hoy controlan tan eficientemente la actividad turística de San Pedro nos estén dando un ejemplo de cómo la historia vuelve a repetirse? ¿Vamos a seguir siendo chinchorros cultural y administrativamente adormecidos por la bondad de nuestra tierra o vamos a recapacitar y definir de una vez el destino que Arica se merece?