Wak'ani 
Wak'a es un lugar sagrado, masculino, donde se realizan ritos para comunicarse con lo superior a lo humano. Siendo masculino, lo femenino debe estar cerca: un puquio (foto) u ojo de agua, un flujo de agua o por lo menos dibujos de vulvas y/o auquénidos preñados. En el Mundo Andino, lo viril tiene que tener esposa y eso tiene que ser bien evidente. 
 
Una vez (año 2002), con don Oscar y don Bernabé Mena, estimamos conveniente empezar el día con un ritual (ch'uwaña), porque, aunque los lugareños que habíamos consultado no lo conocían, iríamos por segunda vez a buscar el cementerio del cerro Charcollo, el que yo porfiaba que debía estar en cierto lugar por información recogida en una publicación. 
 
Decir “cerro” Charcollo es una redundancia, pues "collo" (se escribe qullu) significa cerro. Puesto que negro es “ch’ära”, Charcollo significa “cerro negro”. Pues allí hay, aunque los ticnameños no lo sabían, restos de una ocupación que es más o menos contemporánea con la Fase San Miguel de la Cultura Arica y que ha sido poco estudiada. Podría representar la manifestación serrana de la Cultura Arica (la cual es esencialmente costera y de los valles bajos) pero su cerámica es burda, con escasa y descuidada decoración, aunque pudiera ser la primera cerámica serrana propiamente tal. Aunque un lugareño nos aportó información muy interesante que sugiere, en el vecindario de la quebrada de Oxa, la presencia de una población de origen costero y de data más reciente (sorpresa que queda por confirmarse), el mero hecho de que no reconocieran el sitio de Charcollo estimulaba mi porfiada determinación de llevar a mis amigos a una pesada caminata que nos haría perder el día si resultaba estéril. 
 
Además, se nos había integrado Luis Seguel, un caucásico culto e inteligente que había vivido años en Putre y que ahora se había incorporado a la aventura del descubrimiento de nuestro abandonado patrimonio. Por añadidura, ya se había decidido que muy pronto exploraríamos la meseta del cerro Tangani, subiendo a pie para mejor revisar cada roca y recoveco, sabiendo que allí hay restos arqueológicos ("gentilares") muy especiales pero poco conocidos. Se nos dice que entre el Charcollo y el Tangani hay más "gentilares". Suficientes motivos para rendir culto y pedir protección y comprensión a los dioses y espíritus en wak'ani ("lugar de la wak'a"), donde existe una peculiar formación geológica, sumamente masculina, de unos 15 metros de alto, al lado del río (foto) y de murallas rocosas que escurren agua, el elemento femenino. 
 
La estructura geológica del lugar consiste en un suelo formado por una capa rocosa algo rosada de menos de un metro de espesor, dura pero relativamente frágil, que termina hacia el río en un corte brusco que revela que bajo ella hay más de 10 metros de barro compactado con piedras de superficie lisa y bordes redondos. Esto habla de un aluvión de colosales proporciones, tal vez seguido, miles o millones de años después, por densas nubes de gases volcánicos que bajaron desde las alturas de los nacientes Andes y que luego se solidificaron formando ese suelo rocoso de lo alto, lo que se llama una ignimbrita (foto). Confieso una profunda ignorancia geológica, pero me impresiona la violenta magnitud de la génesis de la superficie planetaria de nuestra cordillera, la que deja evidencias tan fácilmente perceptibles que uno se atreve a sacar conclusiones. Basta mirar un poco más allá de la polvorienta ciudad que es Arica para impresionarse por la riqueza de sus formaciones geológicas. Sin duda nos hemos establecido en uno de los lugares del planeta donde éste muestra con entusiasmo la incansable evolución de su superficie (nota).  
 
Pues bien, aunque don Oscar no es yatiri (shamán y hombre sabio que domina la liturgia pagana) y aun sin una inkuña (especie de pequeña manta de lana multicolor, de 30x30cm, que hoy sirve como "mantel" para las ceremonias y que en las tumbas prehispánicas se les encuentra como ofrendas funerarias, siempre conteniendo hojas de coca), se había asegurado de llevar hojas de coca, cocoroco (alcohol boliviano de 96º), incienso y su similar, copal. En el alto, muy cerca del extremo distal de la masculina formación geológica, prendimos fuego a una tola (típico arbusto aromático de la zona), realizamos una phawt’aña (ofrenda de hojas de coca) y nayanakax ch'allapxayäta (ch'allamos, viene de ch’allaña, esparcir o derramar) con alcohol para satisfacer a los dioses de cada cual, pedir la ayuda del cerro Charcollo, la clemencia del temible Marqués y la no intromisión de dioses menores que podrían arruinar nuestro proyecto. Luego quemamos incienso que don Oscar sopló hacia todos los puntos cardinales para complacer a los dioses celestiales y en seguida agregó copal, destinado a la Pachamama. 
 
 
Agresiones del dios Illapa (rayo) 
 
Inspirados por nuestro tributo a lo sobrenatural, fuimos a visitar a la Sra. Telma, quien ciertamente ha tenido un intenso contacto con uno de los dioses. La cordial, inteligente y auténticamente ticnameña hermana de don Oscar, a los 12 años fue agredida por el dios Illapa, o sea, alcanzada por un rayo. Entre sopaipillas con harina de trigo y maíz, ch’arkhi de las llamas de Rosa Castro de Timalchaca, peras, manzanas y frutillas de su "chimba" (huerto) y alabanzas al "mote" y al "jimpi" o "pan de gallo", nos contó su historia. Telma nos fascinó y decidimos que si Charcollo llevaba tantos años esperando un estudio profundo, bien podría esperar por un par de horas la visita de nosotros, intrusos no académicos pero motivados por el afán de resucitar a nuestro rico pasado. 
 
Telma nunca había participado en la awatiña (pastoreo) de los corderos hasta ese día, 17 de marzo de 1959. Pues esa vez fue autorizada para llevar, con otros jóvenes, el ganado hacia el "camino grande" que se dirige a Bolivia. Ya estaba en el campo preparándose con una amiga a comer la merienda, en su caso "jimpi" que acarreaba en una especie de mantel blanco amarrado como faja en la cintura, cuando el dios Chukila (trueno, probable antecesor de Tunupa) se hizo presente con prepotencia y luego una fuerte lluvia ("jallu") hizo correr a las muchachas hacia el poblado. Sin recordar ella cómo, Illapa  la atacó y perdió el conocimiento, a la vez que su amiga perdía la vida. Telma recuerda despertar de una especie de sueño y clamar la ayuda de su primo Orlando, hermano de mi amigo Bernabé (QEPD). Quedó ciega por 3 meses y demoró 6 en volver a caminar. Mientras tanto, "gateaba" como una guagua ("wawa"). Hoy es una mujer sumamente agradable, sin secuelas intelectuales, que ha perdido la visión del ojo derecho pero que ha ganado un don: dice que puede anticipar ciertos eventos, como temblores y cosas que sucederán, aunque nunca nada relacionado con muertes. En lo que me consta, prepara un buen ch'arkhi de llama y podría estar horas conversando con ella. 
 
      Del Internet aprendí que, para escapar de Illapa, hay que alejarse de los árboles y promontorios rocosos, separarse unos 5 metros de los acompañantes y encuclillarse apoyado sólo sobre la punta de los pies, con los talones contactándose y ambas manos tapando los oídos. Trate de mantenerse así por más de un minuto y verá cuán inescapable es la furia de este dios. 
 
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